Tuve que desaprender lo que sabía y aprendí entonces que la verdadera nutrición no puede centrarse únicamente en el aspecto físico, pues quedamos incompletos de todo aquello que también nos nutre y nos alimenta: el hambre de amor, de cercanía, de relaciones nutritivas, de aceptación y de tantas cosas más que de una u otra forma determinan la forma en que nos alimentamos.

Todo esto me hizo darme cuenta de que yo también sostenía una relación disfuncional con la comida, que tenía mis temas con la aceptación y la imagen corporal, con la seguridad en mi misma y la confianza en mi cuerpo, con las dietas y las elecciones alimentarias y que mi concepto de salud más bien me hacía alejarme de lo que verdaderamente es la salud. Comprendí que sí es posible llevar una vida sana, cuidar de mi cuerpo, atender mis necesidades y comer sin culpa, sin necesidad de contar calorías o privarme de alimentos.

Este fue el inicio de un recorrido que como ves, empezó con mi propio camino de sanación y transformación, que no ha sido siempre color rosa y que no está culminado, pero que ha sido muy gratificante y me ha permitido crecer a nivel personal y profesional para poder decirte que hoy son muchos días ya que llevo sintiéndome en paz, feliz, plena y sin culpa, conmigo misma, con mi cuerpo y con mi alimento.